martes, 8 de diciembre de 2015

Un poema de Alfonsina Storni

CAPRICHO.

Escrútame los ojos sorpréndeme la boca,
sujeta entre tus manos esta cabeza loca;
dame a beber veneno, el malvado veneno
que moja los labios a pesar de ser bueno.

Pero no me preguntes, no me preguntes nada
de por qué lloré tanto en la noche pasada;
las mujeres lloramos sin saber, porque sí.
Es esto de los llantos pasaje baladí.

Bien se ve que tenemos adentro un mar oculto,
un mar un poco torpe, ligeramente oculto,
que se asoma a los ojos con bastante frecuencia
y hasta lo manejamos con una dúctil ciencia.

No preguntes amado, lo debes sospechar:
en la noche pasada no estaba quieto el mar.
Nada más. Tempestades que las trae y las lleva
un viento que nos marca cada vez costa nueva.

Sí, vanas mariposas sobre jardín de Enero,
nuestro interior es todo sin equilibrio y huero.
Luz de cristalería, fruto de carnaval
decorado en escamas de serpientes del mal.

Así somos, ¿no es cierto? Ya lo dijo el poeta:
deseamos y gustamos la miel en cada copa
y en el cerebro habemos un poquito de estopa.

Bien. No, no me preguntes. Torpeza de mujer,
capricho, amado mío, capricho debe ser.
Oh, déjame que ría. ¿No ves que tarde hermosa?
Espínate las manos y córtame una rosa.

domingo, 15 de noviembre de 2015

Un poema de Roberto Bolaños.

LISA.


Cuando Lisa me dijo que había hecho el amor
con otro, en la vieja cabina telefónica de aquel
almacén de Tepeyac, creí que el mundo
se acababa para mí. Un tipo alto y flaco y
con el pelo largo y una verga larga que no esperó
más de una cita para penetrarla hasta el fondo.
No es algo serio, dijo ella, pero es
la mejor manera de sacarte de mi vida.
Parménides García Saldaña tenía el pelo largo y hubiera
podido ser el amante de Lisa, pero algunos
años después supe que había muerto en una clínica siquiátrica
o que se había suicidado. Lisa ya no quería
acostarse más con perdedores. A veces sueño
con ella y la veo feliz y fría en un México
diseñado por Lovecraft. Escuchamos música
(Canned Heat, uno de los grupos preferidos
de Parménides García Saldaña) y luego hicimos
el amor tres veces. La primera se vino dentro de mí,
la segunda se vino en mi boca y la tercera, apenas un hilo
de agua, un corto hilo de pescar, entre mis pechos. Y todo
en dos horas, dijo Lisa. Las dos peores horas de mi vida,
dije desde el otro lado del teléfono.

viernes, 2 de octubre de 2015

Un poema de Miguel Torga.

VOLVER A EMPEZAR


Vuelve a empezar…
Si puedes
sin angustia
y sin prisa.
Y los pasos que des,
en ese camino duro
del futuro
dalos en libertad.
Mientras no alcances
no descanses.
De ningún fruto quieras sólo la mitad.
Y, nunca saciado,
ve cogiendo ilusiones sucesivas en el vergel.
Siempre soñando y viendo
el logro de la aventura.
¡Eres hombre, no te olvides!
Sólo es tuya la locura
en que, con lucidez, te reconozcas…

jueves, 9 de abril de 2015

Un poema de Mónica Gameros




Cuando quiero verte cierro los ojos, a dónde tanto conjuro, a dónde tanto suspiro como aliento, para qué seguir en espera de tu regreso.
Palabras en tu lengua, besos en tu boca, silencio que nos abre caminos, se cruzan y luego paralelos continúan, al final el cruce permite la coincidencia, el reencuentro, la oportunidad para el lenguaje de nuestros ojos.
Te observo, duermo sobre tu mirada.
Soy espora en medio del universo, sobre mí llevo al destino, a la historia y a una absurda idea llamada eternidad.
La luna se hace la sorda cuando le hablo de ti, no sabe que podrías venir a pasar el tiempo sobre la sombra de mi cadera.
No sabe que mis murmullos son cantos con los que te llamo mientras veo el fuego de las estrellas lejanas.
Pasan las noches, los días, y la mentira del tiempo marca mi nostalgia de ti en cada una de mis manos.
La gran mentira posa sobre el agua de un manto cósmico que me guía hasta tu patria, y mi pensamiento se convierte en zumbido de libélula que gira alrededor de tu voz.
Bebe de mi pecho la savia de mi corazón, bebe y muerde, la saliva de tu lengua es néctar dulce, oasis en desierto, psilocybina en medio del bosque.
Cuando quieres verme, abres los ojos y me hallas frente a frente, observando tu sueño, sujeto tus manos sobre mí, te ayudo a rascar en mi seguridad de piedra, juntos ahogamos la ansiedad, juntos matamos al silencio, damos un corte, uno capital.
Silencio y canto, eco y absurdo.
Eco y aliento, ya no soy yo,
tan sólo soy un deseo en tu boca.