miércoles, 12 de junio de 2013

El rapto de Europa

Y poco a poco, el miedo quitado, ora sus pechos le prestapara que con su virgínea mano lo palpe, ora los cuernos, para que guirnaldaslos impidan nuevas. Se atrevió también la regia virgen,ignorante de a quién montaba, en la espalda sentarse del toro:cuando el dios, de la tierra y del seco litoral, insensiblemente,las falsas plantas de sus pies a lo primero pone en las ondas;de allí se va más lejos, y por las superficies de mitad del pontose lleva su botín. Se asusta ella y, arrancada a su litoral abandonado,vuelve a él sus ojos, y con la diestra un cuerno tiene, la otra al dorsoimpuesta está; trémulas ondulan con la brisa sus ropas.
Ovidio
 

Felix Vallotton. El rapto de Europa. 1908

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