jueves, 9 de abril de 2015

Un poema de Mónica Gameros




Cuando quiero verte cierro los ojos, a dónde tanto conjuro, a dónde tanto suspiro como aliento, para qué seguir en espera de tu regreso.
Palabras en tu lengua, besos en tu boca, silencio que nos abre caminos, se cruzan y luego paralelos continúan, al final el cruce permite la coincidencia, el reencuentro, la oportunidad para el lenguaje de nuestros ojos.
Te observo, duermo sobre tu mirada.
Soy espora en medio del universo, sobre mí llevo al destino, a la historia y a una absurda idea llamada eternidad.
La luna se hace la sorda cuando le hablo de ti, no sabe que podrías venir a pasar el tiempo sobre la sombra de mi cadera.
No sabe que mis murmullos son cantos con los que te llamo mientras veo el fuego de las estrellas lejanas.
Pasan las noches, los días, y la mentira del tiempo marca mi nostalgia de ti en cada una de mis manos.
La gran mentira posa sobre el agua de un manto cósmico que me guía hasta tu patria, y mi pensamiento se convierte en zumbido de libélula que gira alrededor de tu voz.
Bebe de mi pecho la savia de mi corazón, bebe y muerde, la saliva de tu lengua es néctar dulce, oasis en desierto, psilocybina en medio del bosque.
Cuando quieres verme, abres los ojos y me hallas frente a frente, observando tu sueño, sujeto tus manos sobre mí, te ayudo a rascar en mi seguridad de piedra, juntos ahogamos la ansiedad, juntos matamos al silencio, damos un corte, uno capital.
Silencio y canto, eco y absurdo.
Eco y aliento, ya no soy yo,
tan sólo soy un deseo en tu boca.


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